¡Quiero irme de aquí!
¿Qué es aquello que te molesta, qué rechazas, qué hace que quieras irte de ahí, de ese lugar o esa relación?
Siempre, estos hechos son una invitación a observar, porque eso de lo que quiero huir está siendo mi espejo. Lo que me muestra es el camino de mi propia maestría.
Hay personas que dicen “me quiero ir de esta ciudad, la gente anda agresiva, enrabiada”. Entonces, observa tu rabia ¿Cuál es tu rabia? ¿En qué lugar dentro de ti está? ¿Qué es lo que no has elaborado? ¿Qué es lo que no has podido manifestar? ¿Qué rabia tienes contigo?
Los otros son nuestro espejo, es espejo cuando nos hace ruido, nos incomoda, nos molesta.
Cuando estamos en nuestra coherencia y lealtad a nosotros mismos habitamos la paz y el entendimiento. Eso que ocurre afuera no permea mi centro de equilibrio y armonía. Lo de afuera deja de ser espejo, el ego está tranquilo, miramos con el entendimiento de la mente puesta en el corazón. Porque ya entendimos y aprendimos a observar lo que nos pasa con lo que sucede, porque aprendimos a leer nuestra propia vida y sabemos volver a nuestro centro.
“Me desespera como está la gente” es que hemos perdido la esperanza, la posibilidad de creer y de afirmarnos en nuestro corazón, fuente de energía de amor. Es que nos hemos desconectado de nuestra fuente divina. No es cómo está la gente, los otros, es cómo me estoy relacionando conmigo.
Por aprendizaje juzgamos y le echamos la culpa a otros. Culturalmente aprendimos a no hacernos cargo de lo que nos pasa con lo que nos pasa. Es más fácil decir “es que mira cómo está la gente”, porque aprendimos a vivir desconectados de nosotros mismos, de los ciclos de la vida, de la naturaleza, de nuestros propios ciclos, estados de ánimo y emociones relacionales.
En ese aprendizaje de juicios comenzamos a desear ser valorados, aceptados, queridos sin aquilatar el camino del amor a uno mismo, entonces fuimos perdiendo coherencia y lealtad. Con tal de que me quieran y acepten no importa si hago lo que no me gusta con tal de darle en el gusto a los otros. Puedo hacerlo porque soy bueno, soy buena. Es ahí donde la comprensión del amor se fue enredando. Doy todo por los demás, lo que importa es que los demás estén bien. Surge el sacrificio como parte del amor y un camino para ganarse el cielo.
Cuando yo estoy bien, los demás están bien. Es decir, si habito en coherencia y lealtad en amor a mí, el amor y comprensión por los demás se da por si solo, no hay sacrificio, no hay sufrimiento, ni dolor, ni malestar.
Culturalmente con la colonización aprendimos a relacionarnos en el juego de la víctima y victimario. Si vamos más atrás, todas las religiones Abrahámicas instauraron el sacrificio como camino de vida. Jesús viene a recordarnos “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, lamentablemente distorsionamos ese poderoso mensaje. Ama a tu prójimo como a ti mismo conlleva conexión con nuestra divinidad, al estar conectados crecemos en el entendimiento del amor guiados por el espíritu. Estando conectados a nuestra divinidad interna nuestro amor se expande, mi mente danza al unísono con mi fuente de amor en mi corazón, centro energético consciente. Pero aprendimos a guiarnos por la mente, dándole poder al ego, obligándonos a ser de determinadas formas. Entendiendo al ego como los patrones condicionantes sociales, juicios, prejuicios, estructuras mentales limitantes que aprendimos e hicimos propios como si fueran nuestra propia identidad.
“Me quiero ir de aquí” es una señal clara que quiero huir de algo que estoy rechazando de mi propio ser. Es una invitación a observar-me verazmente, mirarme con honestidad, sin contarme cuentos, sin justificaciones, sin explicaciones, sin adjudicarle a otros lo que siento. Sin antes hacer este ejercicio, da igual que huyamos, porque a donde estemos eso que nos molesta nos acompañará y se manifestará una y otra vez. Recuerda, aquello que rechazamos y huimos está dentro de nosotros, entonces no desaparecerá, no habrá cambio ni transformación alguna hasta que lo enfrentemos, observemos, reconozcamos y aceptemos para nuestro alto bien y el de los demás, entonces surgirán dentro de ti, de nosotros nuevas formas relacionales en amor para potenciar nuestra identidad con amor.
Explorar y experimentar esto nos llevará a comprender y poner en práctica la sabiduría de nuestra coherencia, sabremos comprender y administrar la sabia prudencia de los límites internos y externos.
“Me quiero ir de aquí” es el llamado del alma de “quiero expandirme dentro de ti, integrando, unificando mente, historia, emociones, femenino y masculino en sus fuerzas, y el espíritu en el cuerpo conscientemente enraizados a la tierra”
¡Bendita Esperanza que abre posibilidades!
Alejandra Hammerschlag
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