La mejor versión es ser quién soy, conectar con Yo Soy divinidad, un fractal de la divinidad. No aquella en la que escuchamos y nos dijeron que teníamos que ser. El alma guarda las memorias de nuestro recorrido, en ella está toda nuestra identidad con los dones que portamos y necesitamos para esta época. Conforme fuimos creciendo, fuimos acallando dones, porque no estaban dentro de los parámetros sociales familiares esperados.
Cuántos de ustedes de pequeñitos amaban cantar, bailar, actuar, dibujar, pintar, jugar, cuántos de ustedes percibían cosas que los adultos consideraron fantasías. Cuántos de ustedes tenían una alta sensibilidad y se sentían extraños ante los demás. Todo lo mencionado son dones, y esos dones son semillas ligadas conductivamente a la fuente de vida.
La mejor versión de nosotros mismos es recuperar y reconectar con nuestros dones, esa conexión maravillosa a través de la cual el universo nos acompaña y recuerda que a través de cada don estamos manifestando la creación. Cada don nuestro es un capital de gracia para ser compartido a la humanidad.
La matrix social establece códigos para ser y hacer, cuando se coloca el valor en el éxito, en la competitividad en donde hay que elegir una profesión rentable, un trabajo que posicione un lugar de admiración y orgullo para la familia. Es ahí cuando nos vamos olvidando a qué venimos con nuestros dones, y los fuimos acallando por patrones mentales condicionantes donde el motor era el miedo. Miedo a no tener éxito, miedo a no ser reconocido, miedo a no tener suficientes ingresos, miedo a equivocarnos, miedo a no ser suficientes. Quienes tienen éxito, un trabajo rentable y viven en bienestar de seguro es porque están donde tienen que estar porque están sirviendo con sus dones y llevando a cabo sus propósitos en coherencia con lo que vinieron por elección a ser y hacer.
Cuando elegimos encarnar en la tierra, es con nuestros dones, estos tienen un propósito, y el universo nos asegura las condiciones necesarias para que nuestros dones vayan activándose y se lleve a cabo el y los propósitos por los cuales elegimos experimentar y evolucionar aquí en nuestro planeta. El Universo nos brinda y asegura abundancia, porque al nacer somos abundancia, somos suficientes. Dios provee, esta frase se refiere a la vida, la vida es abundancia de posibilidades.
Ser la mejor versión de nosotros mismos es creer, confiar y conectar con nuestra propia abundancia. Nuestros dones son nuestros recursos en abundancia para una vida plena.
De niña pintaba árboles de colores morados, rojos, naranjas, una profesora me dijo “los árboles no son de esos colores, está mal lo que pintas” Entonces, creí que no era buena para el arte. Abandoné por muchos años mi arte. Hoy dentro de muchas cosas disfruto mi don artístico, el crear, expresar mi alma a través de la pintura y también a través de la danza que me conecta con Madre Tierra, con el Universo, con mi divinidad.
¿Qué don abandonaste?
Tendemos culturalmente a compararnos, aquello que admiramos en el otro está en nosotros, sin embargo, tememos conectarnos con aquello dentro de nosotros porque creemos no ser suficiente, entonces, renunciamos muchas veces a ese don que admiramos en otros. Lo importante aquí es saber reconocer que podemos portar el mismo don, solo que lo manifestamos de formas maravillosamente diferentes porque su manifestación tiene relación con nuestra identidad, con nuestro estado vibracional, con nuestra coherencia interna cuerpo, mente, emociones, alma.
Pondré ejemplos, conocí a un hombre que uno de sus dones son el activar y mover la mente de otros en todo lo concerniente a la materia, lo concreto, le fluye natural, no es consciente de esto, su forma es directa y en ocasiones dura, porque en esta vida no vino a desarrollar su emocionalidad, vino a movilizar mentes y crear a través de su trabajo. El propósito de su alma es producir, hacer dinero creando obras para las futuras generaciones en su descendencia. Otro don que posee es su ingenio creativo, tiene la capacidad de ver en representación mental el funcionamiento de las máquinas, en cada una de sus partes. La profesión que eligió es coherente a sus dones y propósitos. Se declara un hombre feliz y privilegiado porque ha podido hacer lo que le gusta.
Otro hombre, eligió una profesión donde todos le decían te vas a morir de hambre. Estudió cine, fue leal y coherente a sí mismo. Uno de sus dones es la capacidad de ver lo que otros no ven, también tiene el don de la transformación, que a través de las habilidades desarrolladas y los conocimientos adquiridos en su profesión ha podido colaborar en la expansión mental y emocional de tantos, niños, jóvenes y adultos. Supo comprender que la elección de su profesión tenía relación con todo lo que iría sembrando, aportando para si mismo y los demás, donde le ha permitido desarrollar la capacidad de mirar cada lado de un prisma en diversas situaciones. Este hombre se declara feliz y realizado con sus dones, consciente del camino que escogió, hoy consciente y en gratitud de su coherencia. El arte es una forma de conexión, de canalizar a través de los dones bajando el cielo aquí en la tierra. Creyó en él, en su pasión, y esto lo llevó a conectar con su propia abundancia y la abundancia del Universo. En esta abundancia ha ido descubriendo otros dones en si mismo, el gozo de construir, maestrear con sus manos, el gozo de trabajar la tierra y diseñar nuevas formas de hacer y de ser también.
Dejamos de ser porque olvidamos nuestros dones, porque nos metemos en la matrix social del miedo en sus diversas manifestaciones, porque no nos hacemos conscientes de nuestros condicionamientos.
Para ser nuestra mejor versión, debemos comenzar a liberarnos de lo que no es nuestro. A liberarnos de antiguas creencias condicionantes. Para ser nuestra mejor versión requerimos reconectar con nuestros propios dones, dándoles un lugar para ser manifestados conscientemente.
Les abrazo con amor que brota de mi don madre
M. Alejandra Hammerschlag
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