Natividad

Navidad es nacimiento. Nacimiento es el comienzo de algo, el inicio de un nuevo ciclo. Solemos asociar Navidad desde la perspectiva religiosa, sin embargo, este concepto abarca muchas perspectivas.  El nacimiento de Jesús es el comienzo de un ciclo donde se nos recuerda que somos amor, imagen y semejanza de Dios, nos recuerda la reconexión con nuestra divinidad interna en su más alta vibración energética.

Para que algo nazca, otro algo muere. Los cambios son nacimiento y muerte. Cada ciclo conlleva cambios.

Observemos las siguientes miradas que implican cambios como las estaciones del año:

  • las parejas al irse a vivir juntos
  • las madres que traen al mundo un hijo/a
  • las familias que adoptan un niño o niña
  • un nuevo trabajo
  • los que perdieron a un ser amado
  • los que se trasladan a vivir a otro lugar
  • los abuelos que se van a vivir con un hijo o hija
  • los hijos o hermanos que regresan o se van de casa
  • los padres que dejan de ser autovalentes
  • las parejas que se separan
  • una relación nueva

 

Los cambios sean cuales sean son el anuncio de una nueva vida, el comienzo de algo diferente. Poder observar aquello que nace en nosotros cuando es sorpresivo, inesperado o es algo que nos cuesta ver abriéndonos es una oportunidad de conectar con lo que se está gestando y naciendo en nosotros. Si nos sumimos en el dolor, la tristeza, o la culpa, reproche o la rabia se transformará en sufrimiento. Cuando es algo esperado habitamos la alegría, esperanza, gozo, gratitud y disfrute, nos es fácil dimensionar en alguna medida el nuevo comienzo atesorando esas experiencias con sus emociones.

¿Por qué me refiero a nacimiento? Escojan un hecho en sus vidas y observen a partir de ese hecho ¿qué te regaló? Es necesario conectar con la o las nuevas miradas, conectar con aquellas emociones en sus mensajes y las nuevas acciones que llevaste a cabo.

Veamos, la pandemia cambió nuestro día a día. El estar en cuarentena, cambiar algunos hábitos y rutinas, estar restringidos para visitar a los seres amados y reunirse con toda la familia o las amistades, los abuelos, los que están enfermos, trabajar desde casa, quedarte sin trabajo, conseguir un ascenso laboral, no poder sostener una relación a distancia sin la posibilidad de verse que no sea a través de una pantalla, en fin, tantas cosas dejaron de ser y de alguna forma nos sacaron de nuestra zona de confort. Pues nada es al azar, juzgo que, esto nos ha ampliado la mirada, se activaron internamente recursos que no sabíamos que portábamos o no creíamos que seríamos capaces de. ¿Qué te ha regalado la pandemia? ¿Qué es aquello que nació en ti en este año?

Una ruptura de pareja nos invita a mirar nuestras zonas luminosas y sombrías, nos invita a renacer, nos regala la posibilidad de darnos cuenta de lo que antes no veíamos en nosotros y en la relación. Nos regala dar nuevos pasos, transmutar patrones mentales y emocionales, perdonarnos y perdonar aquello que no supimos ser y hacer, dar y recibir. Nos invita a reparar, reconstruir, a desarrollar la templanza, a equilibrar las emociones, a ponernos límites y poner límites a otros cuando lo necesitamos. Nos invita a ser leales y coherentes con lo que pensamos, sentimos, soñamos y hacemos. Nos regala la oportunidad de ser más gentiles y amorosos con nosotros mismos. Nos invita a activar nuestro potencial humano-divino.

Aquellos que han perdido a un ser amado, sé que es difícil ver el regalo que trae ese profundo dolor. Con los años, verán que ese dolor despertó en ustedes un gran potencial que antes no veían.

El dolor rompe estructuras rígidas, antiguas creencias, viejos patrones. Incluso a trascender en la búsqueda de sentido, en el proceso de aceptación y el reencuentro con aquello que abandonamos.

 

He podido observar que algunos se afirman en “yo soy así, nací así, me enseñaron a ser así, no sé ser de otra forma, esto no va conmigo”. A su vez habitan la culpa por lo que podrían haber hecho, por lo que no hicieron o por lo que hicieron y podría haber sido diferente”. Esa pérdida, conlleva nacimiento. ¿Realmente eres así? ¿Naciste así o aprendiste a ser así? ¿Qué sostiene eso que crees ser? ¿Cómo es vivir la vida desde la culpa? ¿De dónde viene la culpa? ¿Qué frases la acompañan? Y así, adentrándonos en las profundidades de nuestro propio océano descubriremos aquello que necesita ser develado, sanando para que surjan nuevas emociones, nuevas posibilidades, y tanto más.

 

Toda muerte o pérdida es nacimiento y reencuentro. Es el ciclo constante de transformación y transmutación energética, neuroquímica y biológica, neurosensorial, física y fisiológica, espiritual de reconexión con aquello que habíamos olvidado de nuestro Ser en Abundancia sostenido en Amor.

Sentir como decía Santa Teresa “Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero”. Santa Teresa en su poema expresa su deseo de no estar acá para poder gozar en pleno el amor de Dios ante su presencia. El éxtasis del amor está en unir cielo y tierra en nuestro corazón. Comprender que en la espiral de esta vida una parte de nosotros tiene que morir para que nazca una nueva. Esto lo podemos observar en cada aspecto, formas y ciclos de la naturaleza. Experimentar la vida en la tierra es volver a nuestra esencia, tejer redes, reconectar con lo que Soy, somos fractales de todo lo creado. Reconectar con nuestra magia transformadora.

Navidad es cada día. Es agradecer y amar quienes somos y seremos. Es abrirnos a que nazcan cosas nuevas dentro de nosotros. Es saber aprender a leer la vida y confiar que somos soberanos de nosotros mismo, en lealtad para conmigo, amor a mi misma/o, que somos agua, fuego, aire y tierra,

Somos cuerpo, mente, emociones y consciencia conectados a la divinidad.

Un abrazo bendiciendo tu vida. Bienvenida toda semilla y frutos que están por nacer dentro de ti y de toda la humanidad.

2 Comments

  1. Xavier

    Humanidad, estamos despertando!
    Vamos a por ello! Muy poderosa toda esta reflexión.
    Saludos desde Barcelona
    Xavier

  2. V. S

    Hay tantos ejemplos que una podría compartir, pero uno en especial recuerdo de una experiencia universitaria. Una profesora que me hizo la vida imposible. Sin contar detalles, se empeñó en descalificarme y evitar que yo sacara mi carrera en arquitectura. Pues resulta que fue mi mejor desafío y en ese sentido mi gran maestra. Si, muy contradictorio y lógico a la vez.
    Me movilizó a conquistar mi felicidad y empoderarme. Amo mi profesión!
    Me siento muy interpretada en este Blog. Gracias!!!!!
    🙏🙏🙏

    V. S.

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