El lenguaje y las emociones

El lenguaje y las emociones
Siempre he tenido fascinación por las palabras y por comprender el sentido de éstas, simplemente porque nos brinda la posibilidad de comunicarnos de manera más clara y precisa. Tantas personas me han causado admiración y gozo en su hablar. Cada cultura en su lenguaje representa su identidad, como construyen relatos en la combinación de las palabras. Cada lengua posee una estructura que determina las formas de pensar, según el orden y ubicación para cada verbo, sustantivo, adjetivo, etc.
Nuestro lenguaje genera realidades y emociones manifestadas en nuestro cuerpo. El lenguaje es energía, vibra en dimensiones bajas, medias o altas, según las manifestaciones e intenciones del lenguaje en sus afirmaciones, peticiones, declaraciones y juicios. Estos van generando una gama de emociones. Por lo mismo, aprendamos a manifestar nuestras intenciones en primera persona, en positivo y presente (vibración alta).
¿Qué afirmaciones hago en mi hogar interno? ¿Qué intenciones quiero manifestar? ¿En qué estado vibracional resueno con el Universo? ¿Cuáles emociones habito de base en mis pensamientos?
¿Cómo me comunico conmigo? ¿Cómo me comunico con los demás?
Cuando el individuo no se considera suficiente, considerará su entorno humano insuficiente. Cuando no nos procuramos el más alto bien, nuestro pensar, sentir y actuar con otros será débil, inconsistente y discordante. La verdadera coherencia mente-lenguaje-emociones y cuerpo es aquella que es leal al ser, aquella que es veraz consigo mismo.
Recorriendo diversos lugares, observo en diversas murallas y frontis de locales comerciales frases como “Mueran …..”. ¿Por qué como humanidad en lo primero que pensamos, decimos y deseamos es la muerte de otros? Pienso que es un deseo de eliminar a quienes hacen daño. Es un círculo tóxico. Le deseo lo peor a ese individuo por lo que hizo o hace.
¿Acaso es diferente lo que deseo y lo que hace el otro? Juzgo que ese acto lingüístico es odio, miedo y venganza. Juzgo que no hay gran diferencia entre uno y otro. Ambos son destrucción.
Construir y destruir es la misma fuerza en diferentes polos. Los verdaderos y profundos cambios comienzan por la deconstrucción, “Deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual”.
Somos un constructo cultural. Como tal, si tomamos consciencia podemos deconstruir paradigmas, creencias, patrones internos. Es necesario, muchas veces deconstruir para construir, para que surjan nuevas visiones, nuevos objetivos, nuevas formas para el bien social, relacional de la humanidad.
En cuanto a la forma, los mensajes que provienen de la firmeza con dureza y tranquilidad tienen impacto hacia la trascendencia evolutiva que los mensajes que provienen del odio, venganza, ira y violencia. La desesperación nubla la mente, nos aleja del objetivo y acrecienta toda emoción hasta los extremos.
Recordemos, que el lenguaje es pensamiento y cada pensamiento genera un conjunto de emociones. Lo que pensamos, sentimos. Observemos ¿Cuál o cuáles son los pensamientos que predominan en el día a día? ¿Qué sentimos? ¿Qué tal si nos desafiamos a cambiar nuestra ruta sináptica emocional? ¿Qué tal, si comenzamos a deconstruir para construir un mundo mejor?
Un abrazo de Paz y Esperanza
Alejandra Hammerschlag

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