Rebeldía

¿Cuántos de nosotros aprendimos que la rebeldía es sinónimo de algo negativo, el rebelde sin causa? ¿Y cuándo es con causa, cuál es su origen y dirección?
Cuando comprendí las dos caras de la rebeldía, salté de alegría. La rebeldía es una fuerza maravillosa, que cuando la entendemos con sentido en su propósito nos permite evolucionar generando cambios internos y en nuestro entorno para el más alto bien. Parte de nuestro aprendizaje es saber rebelarnos.
Me detendré primero en la luz de la rebeldía. Esta va de la mano de la revelación. Revelación, cuando vemos lo que antes no veíamos, cuando se manifiesta en nuestro hogar interno aquello que nos era invisible. Es darnos cuenta, y ese darnos cuenta nos insta a un cambio. Cambio de paradigmas, de acciones, de formas de pensar, de creencias que ya no son sostenibles en el tiempo ni para la época.
Es conectar con nuestra esencia y propósitos de vida, a hacer y ser a lo que venimos a aportar y a recibir. La rebeldía con sentido es transformación. La rebeldía nos invita a dar un salto con inteligencia para nuestra evolución. Una rebeldía bien encausada es firme y clara, es coherente en desafiar hacia la trascendencia. Una rebeldía bien encausada devela lo falso, las incongruencias, lo injusto, lo contradictorio.
Rebelarnos con una dosis de irreverencia derriba los egos de la soberbia carentes de empatía. La irreverencia es un recurso para utilizar en determinadas ocasiones como estrategia. Una rebeldía inteligente abre la mente y posibilidades.
En su sombra, la rebeldía es sin sentido, es manipulación emocional primitiva, es capricho, es un impulso que quiere manifestarse sin saber por qué, no se hace cargo, carece de responsabilidad. Está en estado de semilla, para ser llevado a su luz donde germinará y se desarrollará. Para que esto ocurra es necesario la búsqueda de sentido y tomar consciencia. Conectar con nuestro interno donde se manifiesta el Universo que nos devela el siguiente paso.
No tengamos miedo a la rebeldía que de ella se devela el sentido. El miedo surge de la ignorancia, de los pisos falsos que interfieren, confunden, paralizan y no nos permiten leer la vida. Los grandes cambios de la humanidad han sido precedidos de la toma de conciencia, de una declaración que dice ¡Basta! Saber leer la vida es soltar las creencias limitantes, soltar los paradigmas que no aportan, es sumar puntos de vistas, poner foco. Observar, discernir, preguntarnos esto que creo o pienso y siento ¿De dónde viene? ¿Cuándo lo aprendí (contexto histórico)? ¿Es así realmente o es como lo interpreté en ese momento? ¿Y si lo miro desde este otro lugar? Saber leer la vida es filtrar lo que escucho, lo que dijeron otros. Es saber escuchar al alma, soltar y perdonar lo que nos hizo daño. Es observar lo que me enseña cada experiencia por dolorosa e injusta que sea.
Recordemos, que, somos instrumento de aprendizaje para otros. Si sabemos entender y comprender la historia de la humanidad y la propia, nos daremos cuenta de cada recurso que nos activó determinada persona, lugar o situación para nuestro desarrollo hacia el más alto bien. Si nos preguntamos ¿Qué recurso despertó en mí la dureza de esa persona que amo? ¿Será que su dureza me movió para desarrollar mi templanza? ¿Qué recurso despertó en mi leer a Victor Frankl o a Janusz korczak? ¿Será la resiliencia o la coherencia o en la búsqueda de sentido un nuevo sentido, serán todas estas juntas? Hay distintas formas de rebeldía. Cuando la Madre Teresa de Calcuta fue a recibir su premio Nobel, no se rindió ante los honores, en su actuar y hablar silenció los egos siendo coherente a su esencia y vocación de servicio, coherente a su misión de vida. No se vanaglorió, su mensaje fue claro y firme. Fue a recibir el premio rebelándose para dejar en evidencia la indiferencia del ser humano ante los más desposeídos, recordándonos que todos estamos llamados a servir al mundo, todos partes de la misma comparsa. Gandhi se rebeló pacíficamente. San Pablo luego de su darse cuenta, enmendó su rumbo, comprendió su propósito de vida, habló firme, con dureza y amor. Se rebeló ante lo injusto, ante su participación como persecutor en el pasado y el presente de la ceguera del ser humano. Forjó su temple, su carácter, entonces pudo ser mensajero de amor.
Mis queridos lectores, cada emoción conlleva en su propósito una dirección. Esa dirección dependerá de nuestro entendimiento y nuestra elección. El propósito de la emoción es la semilla para darnos cuenta, para acoger y aceptar, para entonces, generar un nuevo accionar con sentido. La rabia inteligente y bien administrada nos mueve al cambio. La alquimia de la rebeldía es la combinación de varias emociones: rabia, entusiasmo, esperanza, ilusión, confianza.
No solo aprendemos del dolor, también de la alegría. La alegría también nos activa recursos internos y nos confirma el camino. La resignación y el resentimiento, la ausencia de perdón y compasión son fuerzas internas que nos impiden avanzar, evolucionar y generar cambios. Darnos vuelta siempre en lo mismo es caminar sin sentido, volver siempre al mismo punto de inicio. La resignación en su luz como propósito nos invita a mirar lo que puedo cambiar y a aceptar lo que ya fue. El resentimiento en su propósito nos invita a mirar-nos y sanar. La compasión nos invita a comprender el dolor del otro desde el amor y acompañarle. La rebeldía nos invita a desarrollar la mejor versión de nosotros mismos, nos invita a desafiar nuestros propios límites de nuestra historia personal y ancestral. La rebeldía nos conecta con la voluntad y la confianza, y con la posibilidad de nuevas oportunidades.
Todo Propósito adquiere Sentido, cuando las emociones nos llevan a la Acción inteligente, éstas surgen y se encausan por medio de la Revelación-Toma de Consciencia, la cual genera otra acción, se activa la Rebeldía que nos conduce a Nuevas formas de accionar con sentido hacia la trascendencia, un bien mayor. Todo esto con ingredientes necesarios para su conducción y expresión en combinaciones de templanza, coherencia y equilibrio.
La educación emocional nos brinda entendimiento y la posibilidad de rebelarnos inteligentemente en la construcción de un mundo mejor.
Miremos nuestro emocionar con sentido, escuchemos en atención plena y en silencio nuestro guía interno que nos conduce a dar pasos de libertad, concentrándonos en eso que nos importa, haciéndonos cargo de nuestras emociones para nuestra transformación y desarrollo. Conectémonos con la gama de posibilidades. Comprendamos el qué, para qué y el cómo. Aprendamos a leer la vida en sus propósitos de aprendizajes. Quién no se rebela, no evoluciona.
Un abrazo largo y profundo de Paz en el corazón de la Humanidad
¡Bendiciones y gratitud!
 
Alejandra Hammerschlag

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